Con cariño les saludamos en este tiempo del año tan hermoso, en que nos preparamos a celebrar Navidad. Más allá de los regalos y el ajetreo propio de fin de año, Navidad es un tiempo de gozo, en que se nos invita a mirar con esperanza nuestra vida, puesto que Dios mismo ha querido hacerse parte de ella.
Sí, al hacerse humano en Jesús, Dios nos demuestra cuanto nos ama y cómo valora cada una de nuestras acciones, la familia, los amigos, el trabajo, en fin… Toda actividad de la vida humana está bendecida, pues Dios no sólo nos ha creado, sino que ha querido compartir nuestra existencia en su Hijo Jesús.
Por eso la Iglesia, nos recuerda que: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de las personas de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón… La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia.
En este tiempo de Adviento, en que nos preparamos a celebrar el nacimiento de Jesús, acudamos con confianza a nuestro Señor y Salvador, abrámosle nuestro corazón y depositemos en Él nuestros gozos, tristezas y esperanza… desde la fragilidad del pesebre se nos recuerda que cada vida, por insignificante que parezca, es sagrada, porque en ella habita Dios.
Hermana Nancy Arévalo S. sp
Secretaria Provincial
