El siguiente testimonio fue preparado por Juana Tapia, Asociada Providencia e integrante del Comité de Laicos Pro Beatificación, para ser compartido en el marco del agradecimiento y homenaje realizado por la Oficina de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios Bernarda Morin, efectuado el pasado 7 de octubre (más información sobre esta actividad en la siguiente noticia: Oficina que trabaja por la beatificación de nuestra fundadora en Chile organizó emotivo agradecimiento y homenaje).
Cuando la señora Loreto me invitó a compartir con ustedes lo que ha significado en mi vida ser parte de la Causa de Madre Bernarda, dije “sí, no hay problema”. Después de algunos días me di cuenta que no era tan fácil, pues era lo que había significado en mí, no en otras personas. Comunicar lo que sentía y lo que durante estos años viví me puso en un aprieto, tuve que dar vuelta el CD muchas veces y recurrí a quien siempre pone palabras en mi boca: “Espíritu Santo acompáñame” dije, y aquí estoy.
En primer lugar, me di cuenta que al inicio en verdad no conocía a Madre Bernarda, solo sabía que había llegado de Canadá en un barquito junto a otras hermanas. En nuestros encuentros me di cuenta que necesitábamos sacarla del barquito para dar a conocer en plenitud a Madre Bernarda, para lograr lo esperado.
Nace en mí la inquietud de que se conozca la persona de esta niña de 19-20 años. Era tan joven, lejos de su familia, de su Patria, pero que tiene una fuerza y coraje como para llegar a fundar esta gran obra la Congregación Hermanas de la Providencia. Junto al equipo que formamos nos propusimos trabajar con esmero para lograr el objetivo, tarea que no ha sido fácil, teniendo claridad en lo que teníamos que hacer para llevar a Madre Bernarda a ser declarada Santa, sabiendo que era un proceso largo.
Me llenaba de gozo cuando involucrábamos a tantas personas en actividades de conocimiento de la vida y obras que Madre Bernarda había fundado en nuestro país. Para mí fue un despertar, maravillarme de esta sed de amor y servicio que Madre Bernarda tenía hacia los seres necesitados, preocupada de educar niños y adultos, fundó escuelas, hospitales y hogares.
Me emociona pensar cuantas jóvenes se unieron a ella para lograr todo lo que iniciaba en diferentes lugares de nuestro país. Su obra hoy continúa con las Hermanas que se esmeran en manifestar con su vida el legado que Madre Bernarda transmitió.
Agradezco haber sido parte de la Causa Pro-Beatificación de Madre Bernarda, porque haberla conocido hoy me permite discernir y practicar lo que aprendí y conocí de ella, su fidelidad y confianza, su fe en su amado Jesús y en nuestra Madre de Dolores.
Aprendí a aceptar la voluntad de Dios ante el dolor y las pérdidas de seres amados, decir convencida “Padre, que se haga tu voluntad”. Hoy me siento parte de esta gran familia Providencia y dispuesta a servir donde se necesite. Doy gracias a Dios Padre Providente por haberme permitido conocer a Madre Bernarda, Madre Emilia, Madre Joseph, a quienes podemos imitar confiadas plenamente en la Providencia y en María Madre de Dolores.
Juana Tapia R.