31 agosto de 2014 – Tras un largo receso luego del incendio de enero de 2011, la Residencia Nuestra Señora de Dolores, conocida coloquialmente como “el pensionado», está ad portas de reinaugurarse en el mismo sitio, pero con estándares de primer nivel para hacer de la estadía de las residentes un tiempo de serenidad y gozo en esta significativa época de sus vidas.
Al momento de redactar esta nota, se encontraban finalizando las tramitaciones para los respectivos permisos de apertura, por lo mismo, esperamos que su funcionamiento sea inminente.
Hermana Claudia Vargas, superiora de la comunidad, nos cuenta que el proceso de sacar adelante la residencia “ha sido largo, desde su inicio, después que se discernió que era bueno recuperar esta obra fundada por nuestra querida Madre Bernarda”. “El edifico quedó hermoso”, indica, “pero actualmente existen muchas leyes que deben respetarse para abrir una residencia para el adulto mayor, lo que ha demorado su apertura».
La obra tiene capacidad para 40 o 45 personas, considerando que algunas piezas pueden ocuparse para dos habitantes. Se consideró en su rediseño, en palabras de Hermana Claudia, tener presente que esta sería “una misión hermosa y providente, que ofreciera un lugar de felicidad a personas que en el ocaso de su vida buscan una mayor tranquilidad; encontrarse y compartir con personas de su generación; y robustecer su espíritu con la oración y el Encuentro con Dios. Además, se quiso que tanto la comunidad como el espacio físico brindaran alegría y esperanza de vivir a quienes en edad ya avanzada se sienten solas y por esto sufren y se enferman fácilmente. Esta reinaugurada residencia les dará las atenciones que requieren y la alegría de compartir con sus pares, en un ambiente de paz y piedad: Dios Padre Providente, Jesús Sacramentado, Nuestra Señora de Dolores serán su consuelo permanentemente».
Esperamos que las futuras residentes encuentren aquí un lugar de paz, fraternidad y sobre todo de profunda espiritualidad que fortalezca el espíritu y llene el corazón de alegría y esperanza. En una palabra, un ‘oasis’, que actúe como revitalizador del cuerpo y del espíritu.
Les compartimos a continuación algunas imágenes de la nueva residencia.
