Un apetitoso almuerzo pueden recibir nuevamente las personas que se acercan al Comedor Emilia Gamelin, ya que esta obra reabrió sus puertas el 22 de marzo con todo listo para entregar alimentos los lunes, miércoles y viernes, continuando con lo realizado durante el año pasado.
El Comedor, que entrega su servicio solidario a personas necesitadas, principalmente a hermanos en situación de calle, se encontraba cerrado durante enero y febrero, para así dar un descanso a los voluntarios que colaboran en él, muchos de ellos Asociados Providencia (AP), quienes perseveran este año con su compromiso de ayudar.
Durante los primeros días de la reapertura se recibieron a más de 40 personas, pero con el pasar de las jornadas el número aumentó considerablemente. Se proyecta que, como en temporadas pasadas, la obra atienda este año entre 80 y 100 personas durante cada día de funcionamiento.
Desde el Consejo Provincial de las Hermanas de la Providencia se menciona que la necesidad principal del Comedor para este nuevo período de funcionamiento es la comida. Por lo mismo, se invita a colaborar donando alimentos no perecibles, principalmente arroz, tallarines, porotos, garbanzos, jurel, atún y salsa de tomate. Más información sobre cómo ayudar se puede encontrar aquí: Ayúdanos a dar alimentos a personas que lo necesitan.
La Provincia Bernarda Morin agradece enormemente el trabajo de los voluntarios que colaboran en la obra, quienes entregan desinteresadamente su tiempo y energía, turnándose en grupos durante los tres días de la semana para cocinar, atender y limpiar. También se agradece la colaboración de grupos Pastorales de dos instituciones educativas: Colegio Los Andes de Vitacura y Colegio Villa María Academy.
Testimonios de voluntarios de la obra
Guillermo Meisenbichler, Asociado Providencia de la comunidad Santa Rosa y quien se encuentra desde fines de 2022 colaborando con el Comedor Emilia Gamelin, comenta que lo que se hace en la obra es una “labor maravillosa, porque uno puede pensar en la gente que no tiene un plato de comida, pero distinto es atenderlos […], uno se empieza a interiorizar de la vida de cada uno. Hay 40 o 50 que se repiten todas las semanas, entonces tú ya los empiezas a conocer”.
Respecto a las necesidades del Comedor, indica que la invitación es a donar alimentos no perecibles, pero también “a conocer el Comedor, porque eso entrega otro prisma. Va más allá de donar un paquete de arroz o dinero. A mí me pasó, conocer la obra fue un cambio inmediato”.
María Elvira Schmidt, voluntaria los días lunes y miércoles en el Comedor, hace también un llamado a colaborar con esta obra: “Necesitamos todo tipo de ayuda. Voluntarias y voluntarios también […]. Además alimentos, útiles de aseo, etc. La cantidad de cosas que aquí se gastan es mucha. Le damos almuerzo a alrededor de 80 personas, y eso es harto, harto trabajo y necesitamos muchas manos para que nos cooperen”.
Para María Ivonne Valenzuela, voluntaria y AP de la comunidad de Santa Rosa, el servicio que se entrega es una labor maravillosa. “Es una cosa que no se puede dejar”, comenta, “porque los hermanos esperan con ansias cuando se abre el Comedor. Es una obra absolutamente necesaria […]. Es harto trabajo, pero uno se va con el corazón llenito”. La voluntaria, quien entrega su tiempo y esfuerzo al Comedor los días viernes, tiene además palabras específicas de agradecimiento para las dos Pastorales de colegios que colaboran: “Las jóvenes van con un entusiasmo increíble y las profesoras y apoderadas también. Todas trabajan a la par, lavan platos y ayudan a cocinar. Sirven con gran atención y cariño a los hermanos”.
Cecilia Barrera, quien es nueva en el voluntariado en el Comedor y colabora los lunes y miércoles, comenta que el servicio es un acto de amor: “Uno de alguna forma está expresando el amor a través de todo el acto de cocinar y entregar el alimento”. “Nosotros nos sentimos muy felices por eso”, finaliza, expresando seguramente en sus palabras el sentimiento más profundo de todos los voluntarios de la obra.
El Comedor Emilia Gamelin, llamado así en reconocimiento a la fundadora de nuestra Congregación en Canadá, Madre Emilia Gamelin, se encuentra ubicado en calle Condell N.º 50, a una cuadra de Avenida Providencia, cercano a Metro Salvador.
