El pasado domingo 19 de mayo partió a la casa del Padre don Fernando Aliaga Rojas, licenciado en historia y doctor en historia de la Iglesia, quien colaboró incansablemente con la Oficina de la Causa de Beatificación de Madre Bernarda Morin, fundadora de nuestra Congregación en Chile.
Entre la colaboración entregada a nuestra Provincia, se encuentra la autoría del cuarto tomo de la Historia de las Hermanas de la Providencia en Chile y del libro «La entrega sin retorno», biografía de madre Bernarda publicada el año 2002. Además, elaboró los borradores de cinco capítulos de la Positio, documento que incluye una serie de informaciones históricas, jurídicas y testimoniales, utilizadas en el proceso por el cual una persona es declarada “Venerable”, el segundo de los cuatro pasos (Sierva de Dios, Venerable, Beata y Santa) en el camino hacia la declaración de santidad. Como es conocido, Madre Bernarda Morin ya ha sido declarada Sierva de Dios.
En el ámbito de la defensa de los Derechos Humanos, don Fernando fue además reconocido públicamente por “la promoción de la No Violencia Activa» y por haber dedicado «su vida a la educación, la formación de juventudes y la defensa de los más vulnerables”, como señala el sitio web del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ Chile), institución de la que don Fernando fue cofundador y presidente.
La misa funeral fue realizada el 21 de mayo en la parroquia salesiana Sagrada Familia de Macul, lugar hasta donde llegó Hna. Gloria García, superiora provincial, junto a Hna. Liliana Contador, para acompañar a la familia y agradecer el profundo compromiso de don Fernando con la Causa de Madre Bernarda y con toda la Provincia. Sus restos mortales fueron trasladados posteriormente al Cementerio Metropolitano.
Pedimos que la paz y el cuidado de nuestro Señor y de María, Madre de Dolores, fortalezcan y entreguen consuelo a familiares, amigos y cercanos a don Fernando. Como Hermanas de la Providencia, agradecemos su paso por nuestra Provincia, por todo el bien recibido de su parte y por su gran calidad humana y profesional.
Con gratitud le decimos: «Descanse en paz don Fernando».
