Sitio web de la Provincia Bernarda Morin

Hermanas de la Providencia

Casa Provincial:

+ 56 2 2205 5947, de lunes a viernes de 9:00 a 18:00 horas.

Terranova 140, Providencia, Santiago, Chile.

Casa Provincial:

+ 56 2 2205 5947 comunicaciones @providenciasp.cl

Casa Provincial:

Terranova 140, Providencia, Santiago, Chile.

Casa Provincial:

Lunes a viernes de 9:00 a 13:30 hrs. y de 14:30 a 17:00 hrs.

Necrología de Hna. Rina Bernarda Vargas Collao (Claudia) (354)

“Felices los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. Mateo 5,8.

Hermana Rina Bernarda, o madre Claudia como le conocimos, nació el 13 de julio de 1933 en Antofagasta. Estudió interna en el Colegio Sagrados Corazones de La Serena, donde maduró su fe cristiana y su vocación religiosa. Ella contaba que inicialmente quería ser misionera, pero que se decidió por ingresar a las Hermanas de la Providencia, en ese entonces Congregación chilena. Lo hizo muy bien siendo joven, sin haber terminado sus estudios, los cuales concluyó en el Colegio Santa Rosa, siendo ya profesa. Entró al postulantado el año 1950, diez años después que lo hiciera su hermana mayor Concepción Vargas; posteriormente, el año 1957 ingresó también Pabla, otra de sus hermanas. Profesó el 29 de enero de 1952 e hizo sus votos perpetuos el 12 de abril de 1957.

En medio de la pandemia de COVID-19 que afectó al mundo entero, su salud empezó a quebrantarse, producto de una grave enfermedad que le fue diagnosticada, por lo que en junio del año 2020 debió trasladarse desde la comunidad Santa Teresita de Llolleo a la Comunidad de la Residencia Nuestra Señora de Dolores en Santiago. Una caída de madrugada, en la cual se fracturó la cadera, y la operación a la que tuvo que ser sometida, precipitaron su deceso. Falleció en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, el 28 de julio de 2021 a los 88 años y 15 días de edad y a los 71 años, 5 meses y 28 días de vida religiosa.

Madre Claudia fue una hermana muy querida en la Congregación, destacándose como educadora y también en roles de liderazgo como directora y superiora, tanto en comunidades locales como a nivel provincial.

Fue parte de las comunidades del Colegio Providencia de Parral, Providencia de Temuco, Sagrados Corazones y Providencia de La Serena, Santa Rosa, Residencia Nuestra Señora de Dolores y Santa Teresita de Llolleo. A nivel provincial fue secretaria consejera provincial entre los años 1976 y 1981, consejera provincial y responsable del ministerio de acción social entre 1991 y 1994 y superiora provincial entre los años 1982 y 1987 y luego entre los años 1994 y 1999.

En su primer período como superiora provincial, impulsó en nuestra Provincia la creación de los Asociados Providencia, movimiento que le fue muy querido y que apoyó a lo largo de los años.

Entre muchas otras funciones que desempeñó, fue coordinadora de las hermanas de Votos Temporales, directora del Centro de Espiritualidad Providencia y vice-postuladora de la Causa de Beatificación de Madre Bernarda Morin.

Sor Claudia tenía un profundo amor por Madre Bernarda; prueba de ello es que durante su primer mandato como superiora provincial, pidió a Sor Amarina Rodríguez escribir un libro sobre la vida de nuestra fundadora en Chile para incorporarlo a la “Colección Providencia” y en el segundo periodo con dicho cargo, impulsada por el Consejo General, reabrió su Causa de Beatificación el año 1995 y posteriormente se dedicó con empeño a promoverla como vice-postuladora. 

Fue una mujer alegre, sensible, carismática y de risa fácil que se hacía querer por todas las personas que le rodeaban. Era cariñosa y sensible, capaz de mezclar un gran corazón y una bondad innata, con un carácter fuerte, inteligencia y claras dotes de liderazgo. Era fácil trabajar con ella, pues respetaba a las personas aun cuando no compartiera sus ideas y las animaba a sacar lo mejor de sí. No importaba la edad, ni la condición. Madre Claudia compartía con quien fuera, siempre atenta, siempre sencilla, disfrutando de la vida y con la paz espiritual que irradian las personas piadosas.

Amó y se entregó por completo a su Congregación y se confió siempre en la Divina Providencia, viviendo desde la fe, la que trasmitía con su sola presencia.

Querida hermana, gracias por todo lo que nos enseñaste y todo el bien que hiciste. Te extrañaremos.

DESCANSA EN PAZ Y ORA POR NOSOTRAS

 
Top
es_ESSpanish