Por la Oficina de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios Bernarda Morin.
Desde la Oficina de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios Bernarda Morin queremos compartir con ustedes la hermosa homilía de monseñor Álvaro Chordi, Vicario Episcopal para la Pastoral de la Arquidiócesis de Santiago, quien presidió la Eucaristía del pasado 17 de junio en la parroquia Santos Ángeles Custodios, en el aniversario 171 de la llegada de madre Bernarda y sus compañeras a Chile.
En el Sermón de la Montaña, Jesús usó los lirios del campo como una poderosa ilustración para enseñar a sus seguidores sobre la importancia de la fe y la confianza en Dios.
Jesús enseñó que Dios provee para las necesidades básicas de sus criaturas. Así como los pájaros del cielo y los lirios del campo no se preocupan por su sustento, nosotros tampoco debemos angustiarnos por las necesidades materiales. Debemos confiar en que Dios se encargará de nosotros.
Jesús enfatizó que nuestra principal prioridad debe ser buscar el Reino de Dios y su justicia. Cuando lo hacemos, todas nuestras demás necesidades serán satisfechas como una consecuencia natural. Nuestro enfoque debe estar en Dios, y no en las cosas materiales.
Los lirios del campo viven sin preocupaciones sobre el futuro. Jesús nos anima a hacer lo mismo. Debemos apreciar la belleza y la simplicidad del momento presente. Dejar de lado la ansiedad por el mañana nos permite experimentar la alegría y la paz que vienen de vivir en el ahora. Hay gente que vive pre-ocupada por las cosas que tiene que resolver en el futuro; por eso se llama pre-ocupación. Viven ocupados en lo que no ha pasado y descuidan lo que tienen delante suyo, lo que ya están viviendo. Hemos de vivir el presente y no vivir ocupados en lo que no ha llegado todavía. No vivamos por adelantado los problemas de mañana, sino que hagamos lo que tenemos que hacer en el momento presente: “cada día tiene bastante con sus propios problemas”. Aprendamos a esperar en el Señor que nos dará lo necesario para mañana, de manera que saboreemos la vida cotidiana.
Confiar en la providencia de Dios requiere humildad y confianza. Jesús recordó a sus seguidores que incluso el rey Salomón, en toda su gloria, no podía igualar la belleza de un lirio silvestre. Esto subraya nuestra insignificancia en comparación con el poder y la bondad de Dios.
Cuando yo era muy joven, siempre me impactó este pasaje del Evangelio. Lo rezaba muchas veces, acudía a él una y otra vez. Fue una referencia en mi camino vocacional. La certeza de que Dios no nos abandona nunca y nos cuida siempre, porque somos sus hijos e hijas. La certeza de que Dios actúa en nuestras vidas siempre y, por nuestra parte, simplemente nos ponemos en Sus manos.
Hoy hace 171 años la canadiense Congregación Hermanas de la Providencia llega a Chile, tras el abandono –por penurias– de su misión en Oregón. De regreso a Montreal, el barco chileno llamado “Elena” –donde viajaba la joven hermana Bernarda Morin junto a sus compañeras– atracó en Valparaíso, ciudad que les acogió de mil maravillas y cuyos habitantes consideraron un acto providencial que resolvía el grave problema de las niñas y los niños huérfanos. En aquella ocasión, escucharon la llamada de Dios providente presente en los rostros de los más pobres entre los pobres en esta parte final del mundo.
Junto a niños y niñas huérfanas de la época, bajo la audacia y creatividad de la hermana Bernarda Morin –insigne mujer, de un gran corazón, benefactora de un pueblo, madre de los huérfanos, bondad personificada, caridad hecha mujer–, crearon hospitales de sangre, asilos de ancianas, casas de ejercicios espirituales, servicios pastorales en parroquias, etc. Con el tiempo los hogares de niños vulnerables se convirtieron en colegios, comedores, etc. que colaboran en la construcción de un Chile más justo y solidario.
Ustedes han imitado a Jesús encarnado y han puesto en práctica el Evangelio. Ustedes manifiestan los misterios de Dios providente y de Nuestra Señora de los Dolores en la caridad compasiva y en la solidaridad creativa y profética con los pobres.
La Iglesia de Santiago, pastoreada por nuestro arzobispo D. Fernando Chomalí, les reconoce su servicio infatigable y loable en favor de todos y da gracias a Dios por la fecundidad de su provincia por 54 años, en este año que se convierten en una única entidad canónica mundial. Continuemos la Eucaristía preparando la mesa y celebrando el sacrificio pascual.
Homilía en video
Desde la Oficina de Comunicaciones de la Provincia Bernarda Morin compartimos además la homilía de monseñor Álvaro Chordi en el siguiente segmento de video: