7 de mayo de 2015 – Un grupo de ex alumnas de nuestro Colegio Santa Rosa, ubicado en la Comuna de San Miguel en Santiago, vivieron recientemente la hermosa experiencia de poder celebrar su licenciatura, casi 36 años después de finalizada su etapa escolar.
La ceremonia, que debía realizarse en diciembre de 1979, fue suspendida por la pérdida de unos esténciles de pruebas, hecho que nunca fue aclarado. Ahora, producto de las gestiones que las mismas ex alumnas realizaron con las Hermanas de nuestra congregación, gracias a los contactos surgidos en los encuentros de ex alumnas organizados por nuestro Centro de Espiritualidad (CEP), fue posible llevar a cabo esta anhelada actividad.
Allí estuvieron hij@s, niet@s, madres y padres de muchas de ellas, las que emocionadas regresaron a su comunidad educativa a cerrar un ciclo. Pese a los problemas, el cariño y el recuerdo por su colegio quedaron grabados para siempre en muchas de ellas, por ello, pusieron lo mejor de sí para que su licenciatura fuese efectuada con decoro, preocupación por los detalles y fiel al espíritu de simplicidad propio de nuestra Congregación.
En la ceremonia fueron acompañadas por la Hermanas Nancy Arévalo, Claudia Vargas, Teresita González y Marta Alvear, quienes pudieron experimentar el afecto que estas egresadas mantienen hasta hoy por su colegio y “sus monjitas”.
Durante la actividad se premió a aquellas que estuvieron desde kínder y se recordó a las ausentes, algunas de ellas ya fallecidas, culminándose la ceremonia con un vino de honor. Todo estuvo lleno de momentos emotivos que nos invitan a decir de corazón: “Providencia de Dios, muchas gracias te doy”.
En los recuadros a continuación les dejamos las palabras de tres participantes de esta hermosa jornada y más abajo podrán encontrar imágenes de lo vivido.
Carmen Díaz Orellana, alumna de la generación del ‘79El sábado 18 de abril se realizó en el Colegio Santa Rosa un singular encuentro: después de 36 años la generación del ’79 tuvo su Ceremonia de Graduación.Algo que comenzó como una humorada, se fue transformando en una realidad; un sueño que se truncó en la adolescencia, se transformó en una experiencia inolvidable. Treinta y cuatro ex alumnas ese día nos preparamos para cerrar un ciclo. Ciclo en el que nos iban a acompañar nuestros padres y en el que nos terminaron acompañando nuestros hijos y algunos nietos. Felices por el reencuentro y tristes por aquellas que ya han partido, pero entusiasmadas y emocionadas, con el alma como de diecisiete. Hubo discursos emocionados, risas, lágrimas, abrazos, música y danza, caras de antaño y birretes al viento. Todo lo que alguna vez soñamos y que hoy día alcanzamos, profundamente agradecidas de este hermoso gesto reparador. No puedo dejar de mencionar aquí todo lo que por nosotras hizo la Hna. Nancy, pues sin ella nada de esto hubiera sido posible. Agradecimientos a todos los que con su granito de arena cooperaron para que todo saliera tan bonito. ¡Gracias a la Divina Providencia, por acompañarnos toda la vida! Carmen Díaz Orellana |