Por Loreto Fernández M. Centro Bernarda Morin.
El 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro. Los libros son una creación maravillosa que ha permitido transmitir conocimiento, desarrollar la imaginación, conmovernos y un sinfín de otros beneficios. En su poema “Mis libros”, nuestra nobel Gabriela Mistral grafica bellamente la experiencia que puede generar la lectura para quienes han arraigado este hábito: “Libros, callados libros de las estanterías, vivos en su silencio, ardientes en su calma; libros, los que consuelan, terciopelos del alma, y que siendo tan tristes nos hacen la alegría!”.
Para que haya libros que nos enseñen, motiven, transformen o simplemente nos entretengan, necesitamos de personas cuya vocación sea la de poner por escrito sus descubrimientos, su sabiduría, su mundo interior o dejar testimonio del mundo que les rodea. La Congregación de las Hermanas de la Providencia, tiene el privilegio de que su fundadora en Chile, la Sierva de Dios Bernarda Morin, fue una gran escritora que, teniendo el francés como lengua materna, aprendió muy bien el castellano y legó para las generaciones futuras una nutrida colección que abarca diversos tópicos.
Algunos de sus escritos son de carácter histórico y a pesar de no haber tenido estudios formales en esa área, usó el método científico, avalando con fuentes documentales comprobables sus narraciones y entregando una visión de los acontecimientos esclarecedora y amena. Escribió la Historia de la Congregación de las Hermanas de la Providencia en Chile, en tres tomos: El primer tomo abarca desde el año 1840 al 1885; da cuenta de los orígenes de la Congregación en Montreal, los sucesos que hicieron que las hermanas llegaran a Chile y las dificultades y logros de los primeros años. El segundo tomo, escrito con ayuda de otras religiosas de la Congregación, presenta la historia de cada una de las once obras fundadas entre los años 1897 al 1908. El tercer tomo lo escribió por sugerencia del Vicario General del Arzobispado de Santiago de aquella época, Mons. Antonio Román, fue publicado en 1913 y se refiere a una situación larga y compleja relacionada con la aprobación de las Constituciones. En total los tres tomos suman más de mil quinientas páginas.
Por si esto fuera poco, por obediencia de su confesor escribió sus “Memorias Íntimas”, un bello relato testimonial, que abarca desde su niñez hasta junio de 1862, cuando madre Bernarda aún no cumplía treinta años. A eso se suma un “Catecismo sobre la vida religiosa en la Congregación de la Providencia” publicado en 1906 y también la mayor parte de Necrologías[1] de las hermanas difuntas, hasta que su salud se lo permitió. Dejó escritos breves que muestran su profundo amor por la niñez y su interés en una educación digna para ellos como el “Proyecto de instrucción para las hermanas encargadas de la instrucción y enseñanza de niñas” y “Algunos apuntes para facilitar la enseñanza de niños de primera edad”.
A esto se suma una nutrida correspondencia con autoridades civiles y religiosas, bienhechores, familiares y sobre todo con sus amadas hermanas de Congregación. En sus innumerables misivas, se revela como una consejera prudente, preocupada de sus hermanas y completamente entregada a su vocación. Sin buscarlo, su correspondencia la revela como una mujer de profunda sabiduría humana y espiritual, enamorada de Dios y poseedora de una inteligencia práctica que busca formas de mejorar la vida de los pobres, particularmente de las niñas y niños sin hogar a quienes amó profundamente.
La riqueza de su escritura hizo que años después de su muerte, algunas de sus cartas fueran editadas en tres libros que siguen animando hasta hoy a quienes son parte de la familia Providencia. Recientemente, desde el Centro Bernarda Morin, se publicó un libro con setecientos dieciocho pensamientos de madre Bernarda, agrupados en treinta y dos temas diferentes, entre los que se cuenta la migración, la muerte, el amor a Dios, la familia, la guerra, por nombrar algunos.
Demos gracias por tantas y tantos escritores que han enriquecido nuestra existencia con sus obras y pidamos que la amorosa Providencia siga regalándonos personas que tengan esta hermosa vocación, como nuestra querida y magnifica escritora, sor Bernarda Morin, fundadora de las Hermanas de la Providencia en Chile.
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[1] Relato breve que da cuenta de los aspectos más significativos de la hermana fallecida (años de vida religiosa, ministerios, rasgos de su personalidad, etc.) Suele ser leída al inicio de la Misa de funeral.
Si desea conocer más sobre la vida y obra de la Sierva de Dios Bernarda Morin, puede contactarse con la Oficina de la Causa de Beatificación al correo: centrobernardamorin@providenciasp.cl.
Imagen: Ilustración de la Sierva de Dios Bernarda Morin, archivo de la Provincia Bernarda Morin.