Por la Conferencia Episcopal Española.
Señor Jesús, tú dijiste a tus discípulos «venid conmigo a un lugar apartado y descansad un poco», te pedimos por nuestras vacaciones.
El afán de cada día multiplica nuestra vida de quehaceres, urgencias, agobios, prisas e impaciencias.
Necesitamos el reposo y sosiego. Necesitamos la paz y el diálogo. Necesitamos el encuentro y la ternura. Necesitamos la oxigenación del cuerpo y del alma. Necesitamos descansar. Necesitamos las vacaciones.
Bendice, Señor, nuestras vacaciones. Haz que sean tiempo fecundo para la vida de familia, para el encuentro con nosotros mismos y con los demás, para la brisa suave de la amistad y del diálogo, para el ejercicio físico que siempre rejuvenece, para la lectura que siempre enriquece, para las visitas culturales que siempre abren horizontes, para la fiesta auténtica que llena el corazón del ser humano.
Haz que nuestras vacaciones de verano sean un tiempo santo para nuestra búsqueda constante de Ti, para el reencuentro con nuestras raíces cristianas, para los espacios de oración y reflexión, para compartir la fe y el testimonio, para la práctica de tu Ley y la de tu Iglesia, para la escucha de tu Palabra, para participar en la mesa de tu eucaristía.
Tú vienes siempre a nosotros. Tus caminos buscan siempre los nuestros.
Haz que en las vacaciones de verano, sepamos remar mar adentro y te encontremos a Ti, el Pescador, el Pastor, el Salvador, el Hermano, el Amigo y encontremos a nuestros hermanos. Juntos realizaremos la gran travesía de nuestras vidas.
En tu nombre, Señor, también en vacaciones, quiero estar dispuesta/o a remar mar adentro. Ayúdame. Te necesito, también en este tiempo.
Amén.