11 de julio de 2016 – Con profunda alegría se realizó el pasado mes la entrega oficial a nuestra provincia de la correspondencia que escribiera Madre Bernarda Morin a su sobrino, cartas que hasta el día 8 de junio se encontraban en poder del Consejo General de nuestra congregación.
La entrega fue realizada por medio de nuestras Hermanas Liliana Contador y Cristina Urbina, quienes recibieron la correspondencia de manos del Consejo General. La formalidad contó con la presencia de las Hermanas María Antonieta y Jaquelina Juárez del Equipo de Liderazgo Provincial, estando también presentes Fernando Aliaga, Doctor en Historia de la Iglesia, y Claudia Mardones, ambos del Centro Bernarda Morín.
Nuestras Hermanas del Consejo General dieron cuenta de dichas cartas en la pasada Conferencia Regional de Noviembre de 2015, cuando explicaron que el presbítero Gilles Routhier, Decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Laval en Quebec, se contactó con Hermana Rolland Mallo para hacerle entrega de 300 cartas originales escritas por Madre Bernarda a su familia en Canadá. Estas consisten en 3 volúmenes muy bien conservados que fueron enviados entre 1865 y 1928, correspondencia que fue entregada originalmente a la Facultad de Teología por familiares que las tenían como herencia. Las autoridades universitarias decidieron a su vez restituirlas a las Hermanas de la Providencia.
Sobre el valor de estas misivas, le consultamos a Fernando Aliaga, quien nos compartió:
“Estas cartas revelan una faceta muy importante. En otra correspondencia más institucional que Madre Bernarda tiene con Obispos, presidente y empleados fiscales, entre otros, nos demuestra su gran capacidad para enfrentar los problemas, analizarlos y darles respuesta.
En el caso de las otras cartas que escribe a las hermanas, tiene una serie de directrices espirituales, dentro de una pastoral y una pedagogía para cada comunidad y para cada persona; una expresión de mucha riqueza en esta pedagogía de la bondad, muy franca para expresarse, buscando la buena convivencia de las hermanas.
Acá (en las cartas que recién pasaron a poder de la provincia) aflora un tercer aspecto: lo afectivo hacia su sobrino y su familia. Creo que es muy importante para evaluar la calidez humana de Madre Bernarda; nos muestra el modo de respirar afectivamente, no solamente para con su sobrino, sino sobre toda la conexión que tiene con sus parientes, con la riqueza de que ahora están sistematizadas en estos 3 tomos que se reciben”.
Damos gracias a Dios por este inmenso regalo y pedimos que sea un aliciente a vivir con fidelidad nuestro compromiso como parte de la familia de la Providencia en esta tierra, como lo hiciera nuestra querida Madre Bernarda.
