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Hermanas de la Providencia

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Reflexión del Centro de Espiritualidad Providencia: Unidad

Por Juan Carlos Bussenius, coordinador del Centro de Espiritualidad Providencia.

Madre Bernarda, al iniciar unos ejercicios espirituales, les hace presentes a sus hermanas la importancia de la unidad como Congregación de la Providencia. Un deseo que siempre estuvo muy presente en ella y que leemos profusamente en sus escritos. Una intención que nos puede parecer natural e incluso obvia, pero que resguarda un sustento básico de convivencia, como es la caridad, que la podemos entender como vivir en aceptación, paciencia y humildad. Ella habla de “mortificación” que entendida hoy, puede reflejar el anhelo de ir más allá de nuestro egoísmo y rencillas naturales, para comprendernos, aceptarnos y sostenernos. Valores relacionales que siempre son vitales, pero que en estos tiempos de pandemia son imprescindibles. No podemos darnos el lujo hoy de creer que son intenciones deseables. Es lo que actualmente nos está ayudando y, sobre todo, nos ayudará después, cuando tengamos que hacernos cargo de la reconstrucción a muchos niveles, pero especialmente de la reconstrucción de una fraternidad fragilizada. Dicho de otra manera, o nos apoyamos todos y todas para salir de esto o quedaremos a la deriva y con complejas secuelas por una experiencia familiar, comunitaria y de país que no dio el ancho.
    
Estamos en medio de la pandemia, con tremendos riesgos de salud, pero también con grandes dificultades de convivencia, por nombrar una. Ciertamente que la relación se nos puede hacer cada vez más insostenible y surge la ansiedad, el temor y la agresividad como desde una caja de pandora. De ahí a tomar conciencia y escuchar el llamado de Madre Bernarda a jugarnos por la caridad, sobre todo con las hermanas más frágiles o con quienes se les ha hecho más complejo este tiempo. No estamos, sin duda, preparados para vivir estas realidades, pero la formación y la fe nos ayudan en esta emergencia. Por supuesto que podemos tener momentos más bajos, pero se trata de darnos cuenta y la oración es clave para todo esto. Ahora es el momento para crecer en la aceptación y en el “perdón”, como palabra clave en estos tiempos en el que muchas veces nos complicamos al vivir tan encerrados obligadamente. Nunca imaginó Madre Bernarda que sus palabras iban a ser tan importantes, luego de tantos años, no como deseo, sino como urgente necesidad.

Los nuevos tiempos pueden ser también de sueños y de deseos. Hemos vivido tan divididos, marcados por un sistema que nos ha hecho tan egoístas. La Iglesia, sobre todo latinoamericana, marcó huellas para vivir nuestra fe con las famosas comunidades de base, pero quedaron desplazadas, viviendo muchas veces de retazos comunitarios. Nos domina la esperanza urgente para que todo lo vivido nos lleve al rescate más profundo de nuestra esencia religiosa y de fe, que es un vivir en aceptación y encuentro. 

Confiemos en Dios Providencia, que podamos sostener la unidad luego de tantos días y meses encerrados.

 

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