Por Hermana Inés Berós.
Ya desde la primera toma de hábitos, pareciera que Dios quería apoyar de una forma misteriosa la devoción que esta nueva comunidad va a tener a los sufrimientos sagrados de la Madre de Jesús. Según se cuenta, una desconocida se acercó a Monseñor Bourget, después de la celebración de la Santa Misa en la Catedral de Chartes, Francia. Ella le ruega aceptar siete coronas de Nuestra Señora de los Dolores. Más tarde Monseñor Bourget entregará estas siete coronas a las siete “profesas” de la comunidad.
La primera toma de hábito tuvo lugar en el humilde oratorio de la Casa amarilla, el 25 de marzo de 1843. Las siete postulantes recibieron el hábito de manos de Monseñor Bourget, produciendo en Emilia Gamelin, quien no se encontraba en ese grupo, una profunda impresión.
El 8 de julio, después de que una de las novicias ha dejado el hábito para regresar con su familia, la señora Gamelin pide ingresar en su lugar. Sin embargo, antes de aceptar su deseo de comenzar el noviciado, Monseñor Bourget y su director espiritual, el padre Prince, le aconsejan viajar a los Estados Unidos para pedir una copia de las Reglas de las Hermanas de la Caridad.
A su regreso, el 8 de octubre de 1843, Emilia se despoja de los trajes de este mundo para revestirse con el hábito de las Hijas de la Caridad, Siervas de los Pobres, conocidas luego como Hermanas de la Providencia.
Solo Dios pudo contar los sacrificios de esta alma religiosa.