Por Hermanas de la Providencia.
“Me alegré cuando partí a la Casa del Señor”. Salmo 121,1.
Nacida el 13 de febrero de 1921, en la ciudad de Los Andes, Hermana Ester ingresó a la Congregación en marzo de 1947 e hizo su primera profesión religiosa en junio de 1949.
Después de una breve pero dolorosa enfermedad que la descompensó, falleció este 17 de Septiembre de 2014, a los 93 años de edad y 66 de Vida Religiosa, en la Comunidad Bernarda Morin, donde residía desde el año 2007. Su presencia, dejó una profunda huella y gratos recuerdos, tanto en las Hermanas como en el Personal, quienes la recuerdan como una persona respetuosa, extremadamente agradecida, cariñosa, tranquila, humilde, de trato delicado, sonriente y graciosa; siempre pendiente de dar ánimo a sus Hermanas cuando estaban enfermas o prodigando algún elogio para quien compartía con ella. Su último tiempo se puso consentida y regalona, manteniendo esa fineza y cortesía que la caracterizó.
Era ágil, independiente y buena para caminar. Decía su edad reiteradamente y con orgullo, dando gracias a Dios por la vida y la salud.
Auditora de radio María y lectora asidua de las Sagradas Escrituras y de Documentos Magisteriales, fue una religiosa profundamente piadosa, de oración constante y ofrecía cada día su vida por amor a Dios.
Hermana Ester fue un ejemplo de vida consagrada y de Hermana de la Providencia hasta el final, demostrando que en la vida cotidiana se puede vivir la santidad, procurando el bien de quienes nos rodean, vivió un fecundo apostolado y tarea evangelizadora que incluyó su trabajo como catequista y profesora en las diversas obras en que hizo presencia Providente: Colegio Santa Rosa, Liceo Carlos Cousiño, Casa de la Providencia de Valparaíso, Colegio Providencia de La Serena, Colegio Santa Clara, Colegio La Providencia de Concepción, Providencia de Tocopilla , Providencia de Vicuña, Sotaquí, Casa Local y en los últimos años de su vida compartió y sirvió a los hermanos en situación de calle en el comedor abierto Emilia Gamelin, brindándoles cariño, acogida, dignidad y formación.
Querida Hermana Ester, gracias por su testimonio y su sonrisa sencilla y franca.
Descanse en paz y ore por nosotras.