Con la compañía y participación de su familia, el domingo 18 de octubre despedimos a nuestra querida Hna. María Teresa Maureira, quien falleció el día 17 a la edad de 77 años, contando con 57 años de consagración religiosa como Hermana de la Providencia.
En un espíritu agradecido por la vida de nuestra hermana, la capilla de la Comunidad Bernarda Morin fue el lugar elegido para desarrollar la Misa funeral, presidida por el P. Fernando Macías, C.M., y transmitida por internet. Hna. Ema Maureira, sp., quien acompañó antes y durante su Pascua a su hermana Teresita, realizó una de las lecturas bíblicas y, junto a los miembros de su familia, asperjó con agua bendita a su hermana en el momento del responso.
“En este día del Señor nos fortalecemos con la palabra de Dios, pero también con la esperanza de la resurrección de nuestros seres queridos, y especialmente confiamos que el Señor y los pobres a quienes sirvió Hna. Teresita durante su vida como Hermana de la Providencia, le abrirán las puertas del cielo”, indicó el P. Fernando durante el desarrollo de la Misa.
La necrología de nuestra hermana, preparada por el Archivo Provincial, fue leída por Hna. Jaquelina Juárez, secretaria provincial, al comienzo de la ceremonia. Compartimos a continuación el texto completo, que da cuenta de la vida de generosa entrega de Hna. Teresita:
NECROLOGÍA DE HERMANA
MARIA TERESA MAUREIRA GONZÁLEZ
(469)
17 DE OCTUBRE DE 2020
“Me alegré cuando partí a la Casa del Señor”. Salmo 121,1.
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Hermana María Teresa Maureira González nació el 11 de diciembre de 1942, en una familia profundamente cristiana, formada por sus padres Don Humberto y Doña Teresa, en su tierra natal de Yerbas Buenas. Destacó por su piedad y caridad, participando activamente en diversas actividades parroquiales.
Ingresar a la Congregación, no le fue tarea fácil. Junto a su hermana Ema, quien está con nosotros y es de nuestra comunidad, deseaban consagrar su vida al Señor como Hermanas de la Providencia. Al fallecer su madre a muy temprana edad, les pesaba el dejar a su padre solo junto a sus hermanos. Sin embargo, la llamada que ambas sentían pudo más y se concertaron para cumplir el deseo que se acrecentaba en su corazón. Entonces dispusieron, como les era habitual, participar en la Eucaristía de su parroquia. Luego, sin avisar a nadie ni despedirse de su familia, decidieron dejarlo todo y partir juntas a la Providencia de Linares y después a Santiago, para iniciar su formación religiosa; decisión que su padre solo aceptaría años más tarde.
Entró al postulantado el 24 de mayo de 1963, iniciando su noviciado el 28 de septiembre de ese mismo año. Su primera profesión fue el 28 de enero de 1966 y sus votos perpetuos el 27 de febrero de 1972. Hna. Teresa, falleció en nuestra comunidad Bernarda Morin a la edad de 77 años, 10 meses y 6 días, dedicando así al Señor 57 años y 18 días de consagración religiosa.
Hermana María Teresa, o Teresita como le llamábamos, tuvo una larga y fecunda vida como Hermana de la Providencia, marcada por su entrega, espíritu de fe a sus superiores, y disponibilidad para ir allí donde la obediencia la mandaba. Prestó servicio en los ministerios de Educación, Pastoral Parroquial y Acción Social, trabajando como profesora, catequista, acompañante de Asociados Providencia, directora de obra y superiora, en distintos lugares a lo largo de su vida.
Estuvo en la Casa Local, en la Casa de Junioras, Tocopilla, Maipú, Santa Rosa, Concepción, Casa de la Providencia en Valparaíso, Hogar San Vicente de Paul de Limache, Sagrados Corazones de La Serena, Linares y comunidad Bernarda Morin, donde fue superiora el año 2004, antes de llegar a radicarse definitivamente en la misma comunidad el año 2014, por su estado de salud.
Hermana Teresita destacó por su profunda piedad y trato delicado con las personas. Muy trabajadora y preocupada por todos. Quienes la conocieron cuentan que tenía un don especial de sanación y que muchas personas acudían a ella, pidiendo oración y apoyo.
De hablar suave y calmo, era sí una mujer de carácter fuerte que vivió con sencillez y radicalidad su ser Providencia.
En los últimos años de su vida, se vio aquejada por un deterioro generalizado de salud, lo que le significó perder progresivamente sus facultades cognitivas. Al inicio de este proceso, era frecuente verla pensar que estaba atendiendo los niños o niñas, organizando alguna actividad propia de la vida religiosa.
Así mismo, agradecía las visitas y oraba con profundo fervor por aquellas personas que se lo pedían, con una presencia humilde.
Querida Teresita gracias por tu vida, te extrañaremos.
Descansa en paz y ora por nosotras.