El mensaje de bienvenida de parte del Liderazgo General y Provincial, nos hizo sentirnos en comunión con todas las Hermanas de la Providencia en la Congregación.
Luisa Saffiotti, facilitadora del Encuentro, nos invitó a entrar en el proceso creando un Espacio Sagrado y profundizando en nuestra identidad. En sus palabras: “Estar disponible al llamado hacia el futuro requiere de apertura para entrar al proceso de purificación de la memoria, de desvincular la memoria del yo, de manera de que el pasado no se haga “accesible” de la misma forma. Esto, como la base para encontrar sentido y definir las expectativas para el futuro. No se trata de “borrar” el pasado, sino más bien de no aferrarse o estar excesivamente definidas y limitadas por las visiones, expectativas y relaciones del pasado, de modo que pueda ser posible ubicarnos sobre sus bases, las visiones y legados de sus fundadores, pero al mismo tiempo mirar hacia un horizonte basto y encaminarnos hacia el futuro con libertad y disponibilidad”.
Como Grupo de Trabajo sobre Gobernanza nos sentimos bendecidas por haber sido parte del proceso en los Encuentros del 24-26 de Abril y los Encuentros Zonales del 2,4 y 7 de Junio.
En Espacio Sagrado compartimos la vida, escuchándonos incondicionalmente y trabajando en diálogo respetuoso.
Se dio una profunda participación. Se sintió un compromiso fuerte de asumir la tarea de reflexionar. Hicimos toda una primera parte, planteándoles el concepto de un espacio sagrado y de una calidad de comunicación, que pueda favorecer un espacio sagrado. Esto fue muy entendido y permitió una profundidad de compartir, de escuchar, de respetar y, quizás, hasta de poder articular y hablar de realidades difíciles que no se logran discutir fácilmente. También hizo posible compartir, sobre todo porque falta el tiempo, falta un espacio sagrado donde poder compartir. Llegaron a una profundidad importante porque se pudo crear un contenedor seguro. Nuestra esperanza es que ahora que lo han experimentado, sigan cultivando este espacio sagrado.
Lo que surgió bastante claro es que vamos a tener que desprendernos de cosas, vamos a tener que dar cambios. Pero el futuro es de Dios que está ahí… Dios es Providencia.
Un desafío, y lo digo como psicóloga, son las dinámicas que viven algunas personas y algunas Provincias, en cuanto al poder, en cuanto al manejo de la autoridad, en cuanto a quienes tienen voz y quienes no tienen tanta voz y al hecho de que hay y no hay conciencia de esas dinámicas. Entonces, esto puede ser un desafío en cuanto a si vamos a lograr realmente acoger, escuchar y dar campo igual a todas las voces, a todas las realidades.
Conectado con lo anterior, en algunas partes de la Congregación hay dolores y duelos relacionados con el manejo de situaciones interpersonales, con el manejo de lo que se ha tenido que dejar, con cómo se han manejado los procesos, las faltas de confianza a veces entre personas y a veces entre grupos. Estas son dinámicas que pueden presentar desafíos. El sueño es, entonces, que los procesos puedan realmente ayudar las Hermanas a sanar heridas, dar herramientas mayores para sanación y para tomar caminos hacia nuevas relaciones.
Luisa Saffiotti, facilitadora.
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Ha sido una experiencia profundamente espiritual para todas. Porque estamos mirando hacia el futuro, hacía donde nos está llamando Dios. Y a causa de la profunda confianza en la Providencia de Dios y porque estamos seguras de la fidelidad y de la Providencia de Dios, hay certeza que aún si hay disminución en el número de Hermanas, estamos seguras que el servicio a los pobres, y vulnerables y los ministerios de alguna forma van a continuar.
Uno de los retos, una de las cosas que puede ser un desafío, es el hecho que hay cuatro realidades culturales en la Congregación, la de Chile, la de Quebec, la de oeste del Canadá y la del oeste de Estados Unidos, entonces un sueño sería que un mayor números de Hermanas puedan aprender el idioma de otras, hoy día gracias a la tecnología, a la traducción, eso se facilita un poco más. Hace un poquito de tiempo hubo un encuentro con las Hermanas jóvenes en toda la Congregación y una parte de su sueño, era precisamente que se pudiera llegar a tener mucho más comunicación y cómo vivir sin fronteras.
Barbara Shamber
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