7 de octubre de 2013 – El 18 de diciembre del año 2000, el Papa Juan Pablo II reconoció la virtud y la intercesión de Émilie Tavernier-Gamelin. Por ello, el 7 de octubre de 2001 en la Plaza San Pedro, el Santo Padre presentó a Émilie al pueblo cristiano en calidad de Beata y autorizó un culto público, según las circunstancias.
Sólo 8 años como religiosa, pero una vida completa como joven cristiana, esposa, madre, viuda y mujer comprometida con la caridad compasiva y la solidaridad profética. Emilia fue una mujer de compromiso, de una fe profunda en la acción amorosa de la Providencia, que enraizó su trabajo y su misión desde las virtudes de la sencillez, la humildad y sobre todo la caridad.
En esta fecha tan significativa, compartimos algunas de sus reflexiones:
- “Qué me importa lo que me suceda, nada me podría suceder sin tu permiso. Perfecta calma en la Divina Providencia”.
- “Mucha dulzura y caridad con las Hermanas y olvidar los defectos más notables… Exactitud en el cumplimiento de las Reglas…”.
- “Meditación sobre el nacimiento de nuestro Señor, su pobreza, su obediencia. Lo que más me ha conmovido es la felicidad en la vida religiosa… Resolución, estar en guardia para el porvenir. He agradecido al buen Dios el sentirlo. Oh Dios mío, tú has tenido en todo momento designios de misericordia sobre mí”.
- “Los pobres ofrecen lo que tienen y yo he ofrecido mi corazón tal como es, rogando a la Santísima Virgen querer venir a acompañar a mi Dios y preparar lo que es necesario para recibir a un tan gran huésped”.
(Reflexiones tomadas de “Notas de Retiro de M. Gamelin, Colección Providencia”).