Virgen María, te agradezco que seas para nosotr@s una Madre tierna y misericordiosa, presente en la vida de cada día. Tú eres el reflejo de Dios cuyo nombre es Providencia.
Tú que sufriste con Jesús por la salvación de todos, Madre de Dolores, danos un corazón atento al Cristo que sufre en l@s pobres, l@s afijid@s; haznos participar, por nuestra caridad compasiva, del misterio de la salvación en el cual la Iglesia se ha comprometido con la sociedad de nuestro tiempo.
Virgen María, haznos como tú, fieles al Espíritu, en Jesucristo Nuestro Señor, Amén.