Por Loreto Fernández.
La Congregación de las Hermanas de la Providencia comenzó su labor en Chile al cuidado de niñ@s huérfan@s, y por ello, lo que hoy se conoce como el Ministerio de Acción Social, ha estado desde siempre en el corazón nuestra Congregación. Aún hoy seguimos buscando ser esperanza, consuelo y dignidad para niñas, niños, jóvenes y ancianas en situación de vulnerabilidad.
En abril de este año nuestra Fundación Bernarda Morin recibió en calidad de Secretaria Ejecutiva a Helga Sepúlveda, trabajadora social. A ella contactamos para que nos hablara sobre su labor a la fecha y sus sueños para la Fundación.
Pregunta: ¿En qué ha consistido su labor en nuestra Fundación en los pocos meses que lleva?
Mi labor ha consistido, primero, en ir acercándome a conocer el espacio físico y relacionarme con la Congregación de las Hermanas de la Providencia. Con su organización, con las personas que en ella trabajan y con sus diferentes quehaceres.
Otro aspecto ha sido vincularme con las directoras de la fundación, las directoras de las obras, colaboradoras/es y muchos otros profesionales que aportan a la Fundación Bernarda Morin. He podido interactuar con ellos y ellas, para solicitudes administrativas y de organización, junto con ir conociendo el trabajo específico de cada obra distribuida en Santiago y la Quinta región.
De lo anterior se desprende un tercer quehacer permanente dentro de las funciones que me ha correspondido realizar, y que se refiere a la actualización y orden de documentos administrativos y antecedentes legales de la organización, lo que implica, a su vez, tomar contacto con algunos organismos estales, como Sename, Junji y Senama, ante los cuales la Fundación es un organismo colaborador.
Un cuarto aspecto que he podido desarrollar, ha sido ayudar en la respuesta que la Congregación ha dado ante la situación de Emergencia vivida en Valparaíso, en el trabajo con voluntarios y voluntarias, conociendo a las familias afectadas, caminando por la realidad de las quebradas y del Valparaíso que no aparece en las postales turísticas. He visto la acogida de la Comunidad de Religiosas y el cariño de las trabajadoras de las Obras. Han colaborado muchas mujeres en esta experiencia, todas alegres, solidarias y comprometidas. Es virtuoso como las tragedias nos permiten reencontrarnos en la solidaridad y sacar lo mejor de las y los seres humanos.
Pregunta: ¿Cómo se ha sentido como Secretaría Ejecutiva, en términos de desarrollo humano y profesional?
No me siento Secretaría Ejecutiva, aún (ríe), o por lo menos con la imagen de aquellos y aquellas que en estas funciones dirigen equipos, crean estrategias para el voluntariado y soci@s, que se mueven a niveles gerenciales, etc. Por el contrario, siento que estoy construyendo ese camino desde el principio, desde lo interno de la Fundación, para luego proyectarla; eso me pone contenta, porque es un aprendizaje permanente, del que soy protagonista y al cual contribuyo.
Esta experiencia deja ese gusto agradable, me siento muy cómoda, tengo una oficina y una vista al jardín maravillosa, me da el sol por la mañana, las personas con las que interactúo a diario son amables y sencillas. Desde lo personal estoy muy agradecida, desde lo profesional, me siento desafiada a aprender y a conocer-haciendo el mundo de la gestión de “empresas” sociales. Empresas, entendidas como echar a andar ideas, sueños y proyectos en beneficio colectivo y hacia los y las que requieren de justicia, en nuestro caso, el foco de la fundación: los niños, niñas adolescentes y adultas mayores.
Pregunta: ¿Cuáles son sus desafíos y sueños, en lo personal y para la Fundación Bernarda Morin?
Personalmente, responder a las expectativas del Directorio, pero por sobre todo contribuir, mantenerme motivada, creativa, buscando aquello que pueda ser aporte.
Para la Fundación, sueño y espero que un porcentaje importante de sus necesidades se logren cubrir, generando recursos de manera autónoma. También tengo el desafío de exigir que el Estado reconozca que instituciones como estas hacen el trabajo que le corresponde garantizar y que, por lo tanto, debe destinar los recursos necesarios y suficientes para realizarlo de manera eficiente y con dignidad, y no que las enfrente a aparecer mendigando y compitiendo por fondos públicos. Eso espero en lo financiero y en cuanto a gestión. En lo interno, espero una Fundación interrelacionada entre sus Obras, con Directoras que se encuentren a pensar y opinar frente a la realidad que viven sus grupos de acción, realidad con la que conviven a diario, que es afectada positiva o negativamente por la políticas públicas. Espero que la Fundación sea visibilizada y reconocida por la calidad y sello de su trabajo en cada una de las Obras. A todos estos sueños y desafíos espero y quiero contribuir. Por lo mismo, agradezco esta oportunidad.
Como Congregación, también agradecemos la dedicación de Helga, y pedimos a Dios le dé creatividad, entusiasmo y esperanza, para sacar adelante esta tarea, noble pero compleja, destinada a fortalecer el Ministerio de Acción Social de nuestra Provincia.
