10 de mayo de 2014 – El sábado 29 de marzo, en nuestra Casa Provincial, el Centro de Espiritualidad Providencia (CEP) efectuó una Jornada de Inicio para gran parte del personal nuevo que a partir de este año colaborará en nuestras obras. La actividad, que fue titulada: “Descubriendo a la Providencia que vive en nosotr@s”, contó con una amplia y animada participación de integrantes de diversas comunidades de la Provincia, en compañía de varias Hermanas que trabajan junto a ellas y ellos.
En la ocasión, la centena de asistentes compartió, reflexionó y oró durante el día en torno a la Providencia en sus vidas, sus trabajos y la realidad toda. Así mismo, tuvieron la oportunidad de escuchar a Hermana Claudia Vargas, quien dio cuenta del Carisma y la Espiritualidad encarnados en las vidas de Madres Emilia, Madre Joseph y nuestra Madre Bernarda.
Agradecemos la buena disposición de las Hermanas del Campus Providencia, de aquellas que acompañaron el encuentro y de cada persona que se hizo presente.
A continuación puedes leer el envío que Hermana Ana Teresa Araya, Superiora Provincial, les hizo a nombre de toda la Provincia:
Envío Personal Nuevo de la Provincia
29 de marzo de 2014
En nuestras Constituciones a las Hermanas de la Providencia se nos dice: “Como miembros de la Iglesia por el Bautismo, estamos incorporadas a su misión universal: llevar la Buena nueva a todas las Naciones”.
Esta también es la misión de cada un@ de ustedes, puesto que están llamad@s amorosamente a ser el rostro de Dios, quien en Jesús se nos revela como Padre tierno y misericordioso, lento en enojarse y pronto a perdonar.
Sí, ustedes están llamad@s y enviad@s a formar y cuidar con cariño y responsabilidad a todas las personas que les son confiadas. Están llamad@s a ser testigos y a comunicar con sus palabras, gestos y opciones, este rostro compasivo de Dios.
Todas y todos son necesarios y todos contribuyen desde su vocación personal, ministerios y funciones. Hoy queremos animarles a redescubrir esta presencia amorosa de Dios en sus vidas, particularmente en su trabajo, entendido en clave de Misión, donde sus tareas aportan a que otras y otros crezcan, desarrollen sus potencialidades y caminen hacia la plenitud.
También me permito invitarles a tener una disposición generosa, a escuchar lo que Dios quiere decirles en lo cotidiano y a que aprovechen esta Cuaresma como un camino para acrecentar en ustedes la fe, la esperanza y la caridad.
Pidamos al Señor y Maestro en quien se funda nuestra fe, que se afiance cada vez más nuestra identidad de discípulas y discípulos suyos. Él es quien nos entrega palabras de vida eterna y con su ejemplo se transforma en la roca inconmovible sobre la cual construimos comunión y solidaridad en todos los ámbitos de la vida y, sin duda, en la Iglesia, de la cual somos parte viva y que en el corazón de su misión, nos llama a un servicio evangélico, volcado especialmente a las y los más pequeños, a los más débiles, a los que más necesitan y sufren, a quienes no son valorados ni escuchados.
Las y los invito a ser dóciles a la acción del Espíritu Santo, para mirar la vida con ojos limpios y comprometernos solidariamente con quienes nos rodean.
Al final de este envío, quiero terminar compartiendo con ustedes unas palabras del Papa Francisco: “Un poco de misericordia cambia el mundo… es necesario abocarse a sanar las heridas, tender la mano, escuchar, contener, acompañar, porque el ignorar la necesidad o sufrimiento del prójimo afecta nuestra vida de fe, deformándola y vaciándola de profundidad”.
Pido para cada un@ de ustedes y sus familias la gracia y bendición de Dios, y que la alegría de anunciar y vivir el Evangelio sea un gozo que nadie les pueda arrebatar. Vayan en la paz y el amor del Señor.
Hermana Ana Teresa Araya sp
Superiora Provincial