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Hermanas de la Providencia

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Casa Provincial:

+ 56 2 2205 5947 comunicaciones @providenciasp.cl

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Terranova 140, Providencia, Santiago, Chile.

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Lunes a viernes de 9:00 a 13:30 hrs. y de 14:30 a 18:00 hrs.

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Caminar bajo la luz de la luna

Por Juan Carlos Bussenius, coordinador del Centro de Espiritualidad Providencia.

Una brillante y gran luna iluminaba hace unas semanas la noche de Santiago. Invitaba a observar con el alma nuestra ciudad cada más violenta, agresiva y asustada. Los resplandores lunares parecían calmar los erizados tiempos de incertidumbre y de perplejidad. No sabemos qué va a suceder finalmente con la devastadora sequía, la crisis política y social en nuestro país y en este momento con el indeseado Coronavirus. Pareciera que estamos a la deriva. Sin embargo, la luna alumbraba en la oscuridad, insinuando el atrevimiento de caminar bajos sus destellos blanquecinos.

Nuestra vocación más profunda es atrevernos a confiar en la Providencia. Es fácil cuando lo tenemos todo, seguro y claro. Es complejo cuando estamos extraviados en un mar de noticias nefastas y que no acaban. Confiar, cuando vemos casi todo sombrío, es reanimar nuestra resiliencia. Nuestra capacidad para sacar nuestros tesoros personales y sociales, que hemos acumulado en los buenos momentos, para los actuales desvalidos. Animar desde una fe que invita a la generosidad y a la solidaridad con los que ahora están sufriendo. Un mensaje de apoyo, una oración al que ahora está enfermo, una palabra amable y cariñosa al que está asustado, son semillas que Dios nos invita a esparcir. También, tratemos de no ser víctimas de tantas noticias alarmantes, como aquellas que difunden y manipulan los medios; la responsabilidad de una buena información es vital. Si la noticia no tiene una fuente responsable, no se debe difundir. Hay que ser conscientes, ya que el pánico y el estrés bajan nuestro sistema inmunológico y, por lo tanto, podemos estar más expuestas/os a un contagio. 

Madre Bernarda permanentemente hablaba de la importancia de observar nuestra conducta y los acontecimientos a la luz de Dios. La Congregación, más que nadie, sabe que en el misterio de la Providencia todo lo que vivimos tiene un sentido, sin embargo, para encontrarlo necesitamos una oración, un silencio profundo, un compartir reflexionado y meditado. Una invitación a no ser ingenuas o ingenuos, pero sí, a ser activas/os y responsables en estos tiempos de incertidumbres. 

Estar más tiempo en la comunidad o en la casa es una buena invitación para compartir y ser creativas/os en la comunicación y en la relación. Naturalmente, con las medidas responsables de higiene y de prevención que hoy son tan urgentes. Es probable que los tiempos en que se mantengan estas medidas se alarguen, de ahí a prever como ocupamos nuestros días. Vivimos generalmente tan ocupados, que paradojalmente estos momentos pueden llegar a ser fecundos.

Nos ayuda también la figura de San José (cuya fiesta celebramos este mes) como “modelo de vida interior y como protector de la Congregación” (Constituciones, R44b). Modelo de reciedumbre espiritual al no dejarse llevar por lo que veía exteriormente. Supo esperar con profundidad y paciencia, no exento de dolor, hasta alcanzar la comprensión que le develó el misterio. 

Pareciera que tenemos que acostumbrarnos a caminar solo iluminados por la claridad de la luna e incluso en la oscuridad. En momentos extraviados, no sabiendo qué decir ni hacer, como lo vive dolorosamente nuestra iglesia local. Con vergüenza y tristeza quizás, por ser de alguna manera cómplices o pasivos con la crisis social que estamos viviendo. Necesitamos orar profundamente para que el Coronavirus no nos contagie el alma, esparciendo solo miedo y desesperanza. Sin embargo, todo es parte del camino nocturno, con el atrevimiento de una fe desconcertada pero fiel, hasta que salga la claridad que la Providencia nos tiene reservada.

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Fuente imagen de cabecera: Fotografía por Luca Bravo en Unsplash.

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